Sin entrar en lo relativo del tiempo que alguien dijo por ahí, si hay momentos donde uno lo tiene más presente que en otros. Yo particularmente he tenido que aprender a ignorarlo, sobre todo cuando te sabotea. Me he convencido que no sirve de nada vivir en función al tiempo que pasa, ni angustiarnos por el que falta.
Si bien es cierto el reloj no se detiene, es cada hora es diferente; siendo así, debemos vivirlas como únicas, es una buena técnica tener eso presente, somos dueños del tiempo en la medida que logramos hacer de él un motivador para llenarnos de experiencias diferentes.
Cada hora es distinta, insisto, aunque parezca a veces que nos invade un letargo emocional y sentimos que no sucede nada a nuestro alrededor. Me ilusiona cuando frente a mi lente posan mujeres que ha decidido celebrarse, utilizando un ciclo más como su pretexto, aunque sé que detrás de ello hay motivaciones más profundas, pensar que detrás de toda decisión, han una intención de sentirse dueñas del tiempo.
A mí si me gusta volver a ver atrás de vez en cuando, sobre todo en momentos como este, donde tanto sucede sin querer que suceda, donde sin entender porque hay lágrimas que no pedimos y sonrisas que se alimentan de esperanza. También me gusta ver hacia adelante, no buscando un destino, sino agradecido por poder seguir viajando.
¿Qué pasaría si el ser humano no hubiera inventado la forma de medir el tiempo? nos dejaríamos de preocupar por aprovecharlo, o como muchos dicen ser productivos; quizás invertiríamos más en aquello que nos motiva, en lo que nos da energía, sin que existiera el reloj quizás no habría más en qué pensar, que en nuestro presente.
Ni modo, el tiempo transcurre y no tenemos la culpa, mi reflexión es esa, no permitas que una hora sea igual que la anterior, porque todas son diferentes y cada minuto es una oportunidad de convertirte en dueña del tiempo.
Un abrazo de oso
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