Oh tiempos cuando la comunicación era simple y directa. Cuando procuramos acortar distancias y transmitir emociones con ingenio, porque no teníamos como aliada ninguna pantalla que nos facilitara el diálogo.
Astutas conversaciones, analizando cada palabra, aprovechando cada minuto. Enlaces que nos maravillaron en su momento, antes de volverse también cotidianos, para luego convertirse en testigos de momentos dulces y amargos.
Qué hubiera sido de algunas relaciones, sin estos pretextos para no dar la cara. Cómo sería el desenlace de muchos sentimientos que se vieron truncados, sin la valentía de verse a la cara.
De lo positivo, facilitar el contacto, sin embargo no debemos olvidar que un abrazo, una caricia, un beso, jamás serán igual, si no se dan de verdad.
Un abrazo de oso.
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