¿Qué es para mí Amor Propio?
- Luis Alonso Ramírez
- 11 may
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 9 jul
Hablar de amor propio se ha vuelto tan común que corremos el riesgo de confundirlo con cualquier cosa que suene a bienestar. En redes sociales, lo vemos disfrazado de frases hechas, fotos perfectamente editadas con tazas de café, mascarillas en el rostro y pies en remojo, como si el amor por una misma pudiera encapsularse en una rutina de spa. Aunque no tiene nada de malo disfrutar esos momentos, reducir el amor propio a ellos es como creer que el océano cabe en un vaso.
Lo que NO es amor propio
Antes de entrar en lo que verdaderamente significa para mí el amor propio, quiero hablar de los conceptos equivocados que circulan por ahí. Estos conceptos nos confunden y nos hacen creer que los estamos practicando cuando, en realidad, estamos evitando mirar adentro. A continuación, te presento algunos ejemplos.
1. Amor propio no es egoísmo maquillado
A veces se usa el término para justificar decisiones que lastiman a otros, bajo la premisa de "yo primero". El amor propio no se trata de pisar a nadie, sino de saber dónde empezás vos y dónde termina el otro. No necesitás agredir, invalidar o ignorar a alguien para afirmarte.
2. No es perfección
Pensar que vas a tener amor propio cuando consigas ese cuerpo, ese empleo o ese estatus es como intentar llenar una vasija con fondo roto. El amor propio no es un destino, es el camino que recorrés incluso cuando no todo está "como debería".
3. No es validación externa
Amor propio no es recibir "likes", ni tener pareja, ni que todos hablen bien de vos. No se construye desde afuera, sino desde un lugar muy íntimo donde aprendés a sostenerte incluso cuando nadie te aplaude.
4. No siempre significa decir “no”
Hay una corriente que promueve que amarte a ti misma implica decir "no" todo el tiempo, establecer límites rígidos y no involucrarte en lo que no te conviene. Sin embargo, el amor propio también vive en tu capacidad de entrega, de apertura, de decir "sí" a lo que nutre, aunque dé miedo.

¿Entonces qué SÍ es amor propio?
Para mí, el amor propio es un acto de presencia constante. Es un trabajo diario, profundo y, a veces, silencioso; otras, ruidoso. No es un resultado, es una práctica. Y aunque no se ve igual en todas, sí tiene pilares comunes. Acá te comparto lo que he aprendido, desde distintos ámbitos, para que puedas encontrar el espejo en el que te reconozcas.
Permiso para priorizarte
Amar a uno mismo implica sentir que tenés permiso de retirarte. Puedes alejarte de un lugar, una conversación, una relación o un plan que te drena. Y no necesitás explicar nada. Esto no significa que no te importe, sino que decidís importarte a ti misma. Se trata de aprender a decir: "no tengo ganas" sin culpa. También de decir "no me hace bien" sin tener que convencer a nadie.
Cuidarte por dentro y por fuera
No se trata solo de cómo lucís. Se trata de cómo te alimentás, de cómo dormís, de si te tocás con cariño, de si movés tu cuerpo no para castigar calorías, sino para sentirte viva. Amar tu cuerpo es conocerlo, escuchar cuándo te pide descanso, cuándo quiere placer, cuándo necesita silencio y cuándo desea tacto.
Honestidad contigo misma
Entender que cada vez que fingís o te callás lo que duele, cada vez que aceptás lo que no querés, te estás dejando sola. Y una mujer que se ama no se abandona. Aceptás que no vas a gustarle a todo el mundo y elegís ser tú misma, aunque eso incomode.
Poder de los límites
Es tener claridad sobre lo que no estás dispuesta a tolerar y mantenerte firme. Esto aplica en lo emocional, lo laboral, lo sexual y en lo cotidiano. Cuando cedés tus límites por miedo a perder, lo que perdés primero es a vos misma.
Aprender de los errores
Dejá de repetirte los errores como una cadena. Reconocer que no eras la mujer que sos hoy te permite darte la ternura que necesitás para soltar lo que ya no podés cambiar. Es hablarte bien, no como si fueras una enemiga, sino como quien te acompaña.
El placer como derecho
Sí, el placer. El sexual, el corporal, el visual; el de comer lo que te gusta, el de reír fuerte. El amor propio también es permitirte disfrutar sin culpa, sin excusas, sin sentir que tenés que "compensar" después. Porque el placer es parte de lo que mereces, no una recompensa por portarte bien.
Atención a tus necesidades
Es mirarte y preguntarte: "¿Qué necesito hoy?" antes de lanzarte a resolverle la vida a todos. También es permitirte espacios de descanso, de soledad, de silencio, incluso cuando otros no lo entienden. Debes darte el lugar que normalmente ofreces a los demás.
Elegir relaciones saludables
Es elegir vínculos que te abracen en tu versión más luminosa y también cuando te apagás. Es dejar de esforzarte por encajar donde ya no florecés. Reconocer que el amor verdadero empieza por vos y, por lo tanto, no te conformás con menos afuera.
Aceptación en la vulnerabilidad
Porque no se trata de estar bien todo el tiempo, ni de tenerlo todo resuelto. Es sostenerte incluso cuando te sentís frágil. Debes respetar tus procesos, no juzgar tus pausas y no exigir alegría como norma. Decirte: "Está bien no estar bien. Estoy acá con vos".
Buscar ayuda si la necesitas
Porque reconocés que no podés con todo sola. Y eso no te hace menos. Ser consciente de ello te hace humana y responsable de tu bienestar. Saber cuándo soltar el control también es un acto profundo de amor hacia vos.
En resumen
Amor propio no es una moda. No es una frase bonita. No es una selfie con filtro ni una lista de afirmaciones que repetís sin sentir. Es un compromiso con vos misma. Es un sí que te decís cada mañana, aunque ayer no hayas podido. Es volver a vos una y otra vez, con paciencia, verdad y cariño.
Y no, no siempre es fácil. Pero siempre vale la pena. Porque cuando te elegís, todo cambia. Lo que permitís. Lo que atraés. Lo que soñás. Lo que sanás.
Un abrazo de Oso
Comments